Armando Briquet
abm@armandobriquet.com
En estos días de espeso calor, llamó mi atención la larga cola de ancianos que salía de un banco. Es terrible la humillación que reciben nuestros viejitos para cobrar su pensión. Un espectáculo tan cotidiano que ya no se le presta cuidado.
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En estos días de espeso calor, llamó mi atención la larga cola de ancianos que salía de un banco. Es terrible la humillación que reciben nuestros viejitos para cobrar su pensión. Un espectáculo tan cotidiano que ya no se le presta cuidado.
Y es que estamos viviendo en el reino de la desigualdad. Se ha abierto una inmensa zanja entre gobernantes y gobernados. Entre la élite que humilla y el gran pueblo que vive las calamidades. Y el gobierno parece no estar satisfecho. Quiere llevar las cosas al extremo de negar todos los derechos y libertades de los ciudadanos, para dejarlos indefensos ante la supremacía del abuso.
Pero a esto no llegamos de la nada.
Lo que hoy sucede se debe, en gran medida, a la irresponsabilidad de quienes fueron indiferentes a las causas implícitas de los terremotos por los que ha pasado la historia reciente del país.
Primero, el ‘Viernes Negro’. La economía venezolana se fue deteriorando, el primer impacto fue en 1983, cuando el bolívar comenzó a perder valor. Hoy, se ha devaluado en un 50.000%.
Segundo, la crisis social. El ‘Caracazo’, 1989, reveló la perversidad del tejido social al producirse una revuelta popular, dejando miles de muertos y desaparecidos.
El tercer sismo fue el militar. Las dos intentonas golpistas de 1992, revelaron la debilidad de la vocación democrática en un sector de las Fuerzas Armadas.
Luego se evidenció la crisis política. Rafael Caldera, en 1993, llega al poder por segunda vez, pero electo sobre una plataforma distinta a su partido, confirmando la defunción del sistema bipartidista.
Finalmente, el terremoto institucional. En 1999 el TSJ da entrada a la Constituyente, donde se elabora y sanciona la actual Constitución. El resultado a la fecha, ha sido la aniquilación paulatina del pluralismo, las instituciones democráticas y el establecimiento de nuevos poderes que no han logrado dar un marco de estabilidad al país.
Lo cierto es que hoy en día, sustituidas unas élites por otras, se instituye la escalada de groseros privilegios para unos y vergonzantes humillaciones para los más. La nueva élite gobernante ignora también las causas del terremoto cívico que se produjo el 2 de diciembre de 2007. Ahí están los nuevos ciegos!